La donación de padres a hijos es una práctica habitual. Sus razones son múltiples, como mera ayuda cuando los hijos comienzan su andadura independiente, en muestra de agradecimiento por los favores o cariño dispensado, o incluso como estrategia para beneficiar a un hijo sobre los otros.

Sin embargo estas donaciones presentan algunos inconvenientes, no siempre tenidos en consideración.

En primer lugar ha de saberse el perjuicio económico que presenta para los padres donantes, no solo en cuanto al valor de lo donado, que siempre supone una pérdida consciente. Sino especialmente en cuanto al perjuicio económico fiscal, ya que los padres que realizan la donación deberán declararla en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) como si de un ingreso se tratara. Es decir, que aunque en la realidad la donación supone desprenderse de un valor económico (dinero, vivienda, etc), sin embargo desde el punto de vista de la Agencia Tributaria se da tratamiento de un ingreso que supuestamente tiene el que realiza la donación, y deberá tributar por él.

Y en cuanto al hijo que recibe la donación, llegado que sea el momento de heredar deberá descontar de su parte en la herencia el valor de lo que hubiere recibido por donación en vida de sus padres. En este sentido cabe hablar de un “adelanto” a cuenta de la herencia. Salvo que al momento de hacerse la donación se haga constar expresamente que se trata de una “donación no colacionable”, lo que no siempre se tiene en cuenta.

Y no es que me lo invente yo, sino que lo dice la ley: “El heredero forzoso que concurra, con otros que también lo sean, a una sucesión, deberá traer a la masa hereditaria los bienes o valores que hubiese recibido del causante de la herencia, en vida de éste, por dote, donación u otro título lucrativo, para computarlo en la regulación de las legítimas y en la cuenta de partición”.

Esta obligación de traer a la herencia lo recibido por donación se denomina jurídicamente “colación”, que, como anticipé, no tendrá lugar “si el donante así lo hubiese dispuesto expresamente”.

Y es que en estas cosas una coma de más o un punto de menos puede tener consecuencias diametralmente opuestas a las pretendidas.

Y recuerde, mascarilla, jabón y sentido común son nuestra mejor protección. Y si considera que no tiene mucho de lo tercero, empléese a fondo en el uso de las dos primeras sugerencias.