Tras un matrimonio divorciado muchas personas rehacen sus vidas con otras parejas. Pero ya sea por temor a un nuevo fracaso o por simple desidia, es frecuente que no se contraiga nuevo matrimonio, sino simplemente que compartan techo, lecho y vida, pero sin sacramento alguno.

Y existiendo hijos de la primera unión, se plantea como proteger a la nueva pareja, con la que incluso puede compartirse más tiempo y felicidad que con cualquier otra persona anterior. Y existen formas de dar esa protección.

Pero debemos tener en cuenta que los hijos tienen derecho a percibir dos terceras partes de la herencia de sus progenitores, tanto de su padre como de su madre. Por lo que el causante, mediante testamento, solo puede disponer libremente de una tercera parte de sus bienes. Precisamente por tal razón se llama a ésta parte de la herencia “tercio de libre disposición”.

Y también debe tenerse en cuenta que las parejas de hecho no tienen derechos hereditarios entre sí. Tan solo podría solicitarse una pensión de viudedad si se dan determinados requisitos económicos, y además estaban inscritos en un registro especial de parejas de hecho, o la habían constituido mediante escritura pública notarial.

En estos casos recomiendo que en el testamento se haga constar el deseo del testador de que, a su fallecimiento, su pareja siga disfrutando en usufructo de sus bienes, y cuando también fallezca su pareja, entonces que sus hijos se repartan la herencia por partes iguales. Pero es preciso decir que los hijos no están obligados a respetar éste deseo, y pueden solicitar la partición inmediatamente tras el fallecimiento de su progenitor. Y entonces debe completarse la cláusula testamentaria diciendo que si los hijos no respetaren la voluntad del testador, entonces dejará en propiedad a su pareja el tercio de libre disposición, de forma que los hijos heredarán inmediatamente tras el fallecimiento del progenitor, pero heredarán menos. Y además tendrán que compartir la herencia con la pareja de hecho del testador, lo que suele suponer un argumento bastante disuasorio para los hijos.